miércoles, 18 de febrero de 2015

El rol del oficialismo y la oposición derechista en el 18F, el caso Nisman y la inteligencia


Por Balbi Marco (estudiante de Licenciatura en Comunicación, ex candidato a consejero estudiantil por el IDH y representante estudiantil suplente del Comité de Carrera por el IDH)


        La muerte del fiscal Alberto Nisman ha abierto una crisis política a la que varios partidos del arco opositor pretenden darle una salida por derecha. Esta crisis se debe, en parte, a que la muerte del fiscal ha colocado en la escena del debate público el funcionamiento de la ex SIDE, el servicio de inteligencia que continúa sus tareas de espionaje desde la última dictadura, y a partir de ello se puede llegar a plantear el carácter de clase del Estado y el objetivo de su existencia.
         La marcha a la que han convocado cinco fiscales para el día de hoy, a un mes de la muerte de Nisman, es de carácter hipócrita y reaccionaria Los fiscales convocantes han sido encubridores de la causa AMIA, la misma que “investigaba” Nisman que tenía relaciones cercanas con Estados Unidos, que lo comprometía a seguir la pista iraní.
        A esta marcha también asistirá ¿sorpresivamente? parte de la oposición: el PRO, el Frente Renovador y el radicalismo entre otros. Todos estos partidos que pedirán justicia por el esclarecimiento del caso del fiscal y el atentado a la AMIA son igual de cómplices ya que no sólo no quieren disolver el aparato de inteligencia del Estado, que impide el desarrollo normal de las investigaciones, sino que también estuvieron involucrados con dicha entidad o por realizar espionaje. Para ser más claros: Mauricio Macri está procesado por realizar escuchas telefónicas a miembros de la comunidad judía, y colocó como Jefe de la Policía Metropolitana a Jorge “Fino” Palacios, procesado por encubrimiento en la causa AMIA; Sergio Massa tiene como jefe de campaña a Juan José Álvarez, un ex agente de la SIDE durante la última dictadura; y el radicalismo, en el gobierno de De la Rúa, utilizó los fondos de la ex SIDE para sobornar a miembros del Senado y votar la ley de flexibilización laboral.
        Respecto al oficialismo, es necesario indicar que también es responsable de la muerte del fiscal, y por ende no puede ubicarse como víctima de esta “guerra” de desgaste que viene jugando con el sector opositor mencionado de un tiempo a esta parte. ¿Puede ser víctima un gobierno que ascendió a César Milani, partícipe de la última dictadura, como Jefe del Ejército y que pretende colocarlo a la cabeza de otro sector de inteligencia? En otras palabras, fue la disputa entre distintos sectores de inteligencia la que decantó en la muerte del fiscal. También cabe recordar las infiltraciones de Gendarmería en las manifestaciones de los trabajadores de Lear y su implicancia en el Proyecto X, la de Américo Balbuena de la Policía Federal en la Agencia de noticias Rodolfo Walsh, etc. El Gobierno tampoco pretende disolver la SIDE. Por el contrario, presentó un proyecto de ley para reformarla y lo disfraza como “una deuda que tenía la democracia”. La cuestión es que la inteligencia es un “servicio” irreformable ya que la función que cumple es servirle a una clase social que necesita espiar a otra para seguir garantizándose su posición dominante. La nueva Agencia Federal de Inteligencia seguirá haciendo su trabajo sobre las organizaciones obreras y sociales. Tampoco hay que olvidar el memorándum con Irán que el oficialismo promovió, y obedeció a un cambio estratégico de la política internacional Estados Unidos respecto a Irán. Esto último quiere decir que el sector de inteligencia afín al gobierno estuvo liderado por la CIA. Por último, resulta paradójico que hoy el kirchnerismo quiera ubicar al espía Jaime Stiusso como enemigo, a quien mantuvo durante estos 11 años haciendo tareas de inteligencia. 
         Como conclusión se puede decir que los usos que se le han dado al aparato de inteligencia del Estado revelan su carácter de clase (burgués). Las clases dominantes necesitan del espionaje, y tanto la oposición derechista como el oficialismo representan distintas fracciones de la burguesía. Es por esta razón que es hipócrita que los derechistas asistan a la marcha, y que el oficialismo pose de víctima. Para llegar a la verdad sobre el caso de Nisman y de la AMIA se requiere disolver todos los servicios de inteligencia, y poner en pie una comisión investigadora independiente integrada por los familiares de las víctimas que tengan plenos derechos en cuanto al acceso de los archivos secretos.