lunes, 20 de abril de 2015

Temporales: entre la deforestación y el cambio climático

El avance de la frontera sojera es una de las causas de la deforestación
Por Cardozo Laura (estudiante de Licenciatura en Ecología)
Colaboró: Balbi Marco (estudiante de Licenciatura en Comunicación)

En los últimos dos años vivimos unos de los temporales más fuertes en Capital Federal, zonas del Gran Buenos Aires[1] y el interior del país[2]. Las inundaciones provocadas a raíz de dichos temporales afectaron, como ocurre de manera sistemática, a barrios de trabajadores y sectores populares, ubicados en la periferia de las grandes concentraciones urbanas, provocando tanto pérdidas materiales como humanas[3]. Aunque estos fenómenos climáticos son parte del ciclo hidrológico natural, en las últimas décadas se ha notado una intensificación y una mayor frecuencia en cuanto a los tiempos que se estipulaban. Es por ello que nos preguntamos qué relación hay entre el cambio climático y la variación en los ciclos de eventos de fenómenos extremos, y en qué medida y de qué forma la deforestación incide en el cambio climático, teniendo en cuenta los decisivos servicios ecosistémicos que cumplen los bosques y la vinculación directa a la producción agrícola, que es la actividad predominante en nuestro país.
Ahora bien, ¿qué es el cambio climático?. De acuerdo con el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) al hablar de Cambio Climático nos referimos al “cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables”. A este fenómeno que se ha registrado desde comienzos del siglo XX con el aumento de la temperatura media de la superficie mundial, se lo ha denominado calentamiento global. Este es consecuencia del incremento en la concentración de gases que causan Efecto Invernadero en la atmósfera terrestre, y que a su vez es provocado en gran medida por las actividades humanas. Entre los estudios realizados por el IPCC[4] se ha comprobado que el Cambio Climático produce variaciones en las precipitaciones y en la humedad de la atmósfera a través de cambios en la circulación atmosférica, un ciclo hidrológico más activo, y un aumento en la capacidad de retención de agua en la atmósfera. De la misma forma, esta modificación en los ritmos de los ciclos naturales se expresa en cambios en la frecuencia e intensidad de eventos climatológicos extremos y, hasta en su distribución, debido a una mayor evaporación de agua y al aumento de temperatura en las superficies oceánicas.
Asimismo, la deforestación conlleva tanto a un desbalance en el Ciclo del Carbono que se debe a la emisión global de gases de efecto invernadero (durante esta actividad) como al deterioro, a largo plazo, de los bosques como sumidero de Carbono. Y de la misma manera, se ven influidos negativamente otros servicios ecosistémicos como la regulación de procesos ecológicos esenciales, el sostenimiento de sistemas vitales a través de ciclos biogeoquímicos y biológicos, o la proporción de hábitat de refugio y reproducción para plantas y animales.
 Particularmente, en relación a los temporales e inundaciones debemos dar cuenta de que en ausencia de bosques nativos se ve afectada la capacidad de infiltración de agua, la tasa de escorrentía superficial, la evapotranspiración y la interceptación de las precipitaciones, con lo cual se contribuye al aumento de precipitaciones por un desbalance en el ciclo hidrológico, a un incremento de la escorrentía y de los caudales pico y a un acrecentamiento de las precipitaciones netas.
En Argentina, desde 1937 hasta 1987, el proceso de deforestación fue ocurriendo de manera paulatina (perdiéndose 2.355.308 hectáreas), sin embargo desde el último año mencionado hasta el 2002, según la Unidad de Manejo del Sistema de Evaluación Forestal, se perdieron 5.106.615 hectáreas. Una de las causas directas y más frecuentes de deforestación, es la expansión de la frontera de cultivo de soja. Ya durante la décadas 1980-90 se disparó la expansión de las zonas cultivables en detrimento de los bosques en el Chaco, el Noreste y el Noroeste argentino y para el período de 2000-2001 la soja alcanzaba casi 11 millones de hectáreas, llegando en 2012-2013 a los 20 millones aproximadamente[5]. Y, de hecho, sólo en algunos departamentos del norte de Córdoba, entre 1970 y 2000, se ocasionó la pérdida de más de 10 mil km2 de bosques chaqueños. En cuanto a Latinoamérica, entre 1994 y 2004, la superficie dedicada al cultivo de la misma leguminosa alcanzó los 39 millones de hectáreas devastando selvas tropicales y otros hábitats.
Analizando estos datos, resulta necesario destacar que el modo de producción agrícola que se lleva a cabo actualmente, sobretodo, cuando se trata de monocultivos contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero tanto por la transformación de ecosistemas naturales, que provoca la pérdida aproximada de un 60% del carbono almacenado en los suelos, así como las aun cuestionadas emisiones de gases de efecto invernadero generadas por la conversión química de fertilizantes, herbicidas y pesticidas sintéticos que se utilizan para maximizar la producción agrícola.
En conclusión, podemos destacar que aun cuando la intensidad y el cambio en la frecuencia de los temporales es producto del Cambio Climático a nivel global y, por ende, de las emisiones de gases que causan efecto invernadero liberadas en todo el mundo y a partir de distintas actividades, no se le debe restar importancia al creciente proceso de deforestación que ocurre no sólo en el país, sino también en América Latina, el cual contribuye al desequilibrio de los ciclos biogeoquímicos y degrada servicios ecosistémicos que son indispensables para amortiguar las fuertes precipitaciones, y de esta manera evitar desastres como las inundaciones vividas.
Sin duda, se deben implementar, realmente, políticas de conservación de los bosques nativos de manera que se asegure la disminución de los impactos ambientales y sociales, por ejemplo, cambiando el modelo de producción de alimentos que se desarrolla hoy en día, por una producción agroecológica.
 Pero teniendo en cuenta el lugar que ocupa Argentina como país exportador de materias primas y productos derivados de las mismas, demostrado por el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial que tiene como objetivo llegar al año 2020 a las 61,5 millones de toneladas de producción de soja: ¿vamos en camino de dichas políticas? ¿Es posible el desarrollo de un capitalismo sustentable?

Comparación de las zonas de bosques nativos en Córdoba (1904-2004)
Bibliografía consultada:

Glosario:

SERVICIOS ECOSISTÉMICOS: Capacidad de los procesos y componentes naturales para proporcionar bienes y servicios que satisfacen las necesidades humanas, directa o indirectamente. http://biociencias.uan.edu.mx/publicaciones/02-04/biociencias4-1.pdf

GASES DE EFECTO INVERNADERO: Los gases de efecto invernadero (GEI) absorben de manera eficaz la radiación infrarroja, emitida por la superficie de la Tierra, por las nubes y por la propia atmósfera debido a los mismos gases. La atmósfera emite radiación en todas direcciones, incluida la descendente hacia la superficie de la Tierra. De este modo, los GEI atrapan el calor en el sistema superficie-troposfera. A esto se le llama efecto invernadero natural. Un aumento en la concentración de los GEI lleva a una mayor opacidad de la atmósfera y, por lo tanto, a una radiación efectiva hacia el espacio desde una mayor altitud y a una menor temperatura. Esto genera un forzamiento radiactivo, un desequilibrio que sólo puede ser compensado por un aumento en la temperatura del sistema superficie-troposfera. Ej: dióxido de carbono, Metano, óxido de nitrógeno y gases fluorados. Fuente: IPCC

SUMIDERO DE CARBONO: Según la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), es cualquier proceso, actividad o mecanismo que absorbe o elimina de la atmósfera un gas de efecto invernadero, un aerosol o un precursor de un gas de efecto invernadero. Los ecosistemas terrestres y el mar son los principales sumideros de gases de efecto invernadero de la biosfera y absorben principalmente CO2 de la atmósfera. El carbono contenido en la molécula de dióxido de carbono se libera a través de procesos químicos y se incorpora en otras estructuras.  Particularmente, el almacenado en la biosfera se encuentra distribuido entre los océanos, las reservas geológicas y los ecosistemas terrestres. Fuente:

CICLOS BIOGEOQUÍMICOS: deriva del movimiento cíclico de los elementos que forman los organismos biológicos (bio) y el ambiente geológico (geo) e interviene un cambio químico. Gracias a los ciclos biogeoquímicos, los elementos se encuentran disponibles para ser usados una y otra vez por otros organismos; sin estos ciclos los seres vivos se extinguirían por esto son muy importantes. Estos son procesos naturales que reciclan elementos en diferentes formas químicas desde el medio ambiente hacia los organismos, y luego a la inversa. Agua, carbono, oxígeno, nitrógeno, fósforo y otros elementos recorren estos ciclos, conectando los componentes vivos y no vivos de la Tierra. 
Fuente: Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (CIIFEN)

http://www.ciifen.org/index.php?option=com_content&view=article&id=580:ciclos-biogeoquimicos&catid=98:contenido-1&Itemid=131&lang=en

ESCORRENTÍA SUPERFICIAL: volumen de agua que avanza sobre la superficie de la tierra hasta alcanzar cualquier depresión que pueda transportar una pequeña corriente de agua en flujo turbulento durante una lluvia y durante un período corto después de su terminación; la cantidad de escorrentía superficial depende en gran medida de la intensidad de la lluvia, la cual debe ser mayor que la capacidad de infiltración del suelo. 
Fuente: https://books.google.com.ar/books?id=cpgzAQAAMAAJ&pg=PA18&dq=escorrentia+superficial&hl=es-419&sa=X&ei=pXUTVdrVD82ZyATGwIDQDg&ved=0CBoQ6AEwADgK#v=onepage&q=escorrentia%20superficial&f=false

EVAPOTRANSPIRACIÓN: se habla de este concepto cuando la superficie natural considerada es la vegetación porque , en este caso, la cantidad de agua perdida entre la superficie es la suma de la evaporación física del suelo y de la transpiración vegetal



[1]Ráfagas de viento que alcanzaron los 120 km/h provocaron voladuras de techos, caída de aproximadamente 200 árboles, e inclusive daños en el fuselaje de un avión de Aeroparque en noviembre del 2014
[2]En febrero y marzo de este año fueron afectadas localidades de la Provincia de Córdoba, Santiago del Estero, Santa Fé, y San Luis.
[3] Las inundaciones en La Plata en 2013 dejaron un saldo de alrededor de 80 muertos según cifras oficiales, las de Córdoba 10, y  las de San Luis 1 al igual que en Santiago del Estero. Fuentes:
[4] Documento Técnico V, Cambio Climático y Biodiversidad.
[5] Fuente: “La otra tierra: ¿Una Segunda Revolución de las Pampas?” (Walter A. Pengue) http://www.pagina12.com.ar/especiales/archivo/UNGS/Pagina12_UNGS02.pdf (Página 12)