En la madrugada de ayer, el Senado nos
regaló una postal de los casi tres años que lleva Macri en el poder: el peronismo le otorgó los votos necesarios
para avanzar con el ajuste. En este caso se trata de la aprobación de la Ley del Presupuesto diseñada por el FMI. Lo
mismo había ocurrido el 24 de octubre cuando se trató en Diputados. La
diferencia entre una sesión y la otra fue la presencia de trabajadores en las
calles. Mientras en aquella oportunidad
los sindicatos intentaron disimular, esta vez no convocaron a ninguna acción ni
movilización, justo en la misma semana que están negociando un bono de fin
de año (miserable por donde se lo mire). Una muestra más del papel de
contención que juegan.
Con el presupuesto aprobado por el Congreso con 42 votos
a favor, 24 en contra, y una abstención, Cambiemos
le asegura al FMI un año de recortes en áreas sociales como Educación y
Cultura (-10%), Salud (-4%), Infraestructura, jubilaciones, asignaciones
universales como la AUH, y salarios estatales entre otras. Mientras tanto, la
ley privilegia el pago de la deuda que
asciende un 50%. Como ocurrió con la ley del
aborto este año y la contrarreforma previsional en diciembre pasado, las instituciones “democráticas” muestran
su peor y verdadera cara: existen para garantizar los negocios de las clases
dominantes, especuladores, empresarios y terratenientes. De esto se trata la gobernabilidad y la
estabilidad social, cuestión que comparten todos los partidos capitalistas
y que explica la colaboración del peronismo. Sólo el Frente de Izquierda
rechazó de manera unánime en las calles y en el Congreso esta ley, el pago de
la deuda y el acuerdo con el FMI.
El PJ, un aliado fundamental del gobierno
La primera sesión ordinaria de
toda la gestión cambiemita dejó en claro cuál sería la fórmula para hacer
aprobar las principales leyes del ajuste. En
Diputados, el Frente Renovador de Sergio Massa, y en Senadores, el Frente Para
la Victoria-PJ de Miguel Ángel Pichetto votaron el pago a los fondos buitres,
premiando a aquel pequeño sector de bonistas que no habían aceptado la jugosa oferta que el kirchnerismo le hizo durante su gestión. Con dicha ley
aprobada (marzo de 2016), Cambiemos tenía
allanado el camino para volver a los mercados y endeudarse. Así lo hizo y hace
unos meses desembarcó el FMI en Argentina.
Estos aliados se repitieron para
la aprobación de los presupuestos anteriores (2017 y 2018 también a la baja) y
el blanqueo de capitales. A pesar de algunos reacomodamientos posteriores de
distintos bloques peronistas, aquellos
que podían votar en contra y posar de oposición como el kirchnerismo, se lo
podían permitir producto que otro sector votaba a favor y garantizaba la
gobernabilidad. En su intervención de ayer, la ex presidenta y actual Senadora
por Unidad Ciudadana, Cristina Fernández, dijo una gran verdad al señalar que
muchos peronistas le han votado todas las leyes al gobierno nacional. Sin
embargo, le faltó recordar que muchos de
esos peronistas consiguieron una banca en el Congreso a través de la lista que
Scioli encabezó con Zanini en las elecciones de 2015. Como si fuera poco,
con esos peronistas, el kirchnerismo va en búsqueda de la unidad.
Las calles, una extensión de la estrategia de estabilidad social del
Congreso
En una jornada tan importante donde se votaba la “Ley de leyes” (a decir del macrismo), y se
definía el futuro del país, ninguna de
las centrales sindicales llamaron a una movilización y mucho menos a un paro
para que se pueda expresar el descontento social reinante con el gobierno.
El malestar social es utilizado por los
sindicatos para resolver la interna del armado peronista de cara al 2019 y
tejer alianzas con otros actores sociales como la Iglesia Católica. Por
esta razón, fueron capaces organizar una marcha a la Basílica de Luján el 20 de
octubre. Eso sí, cuatro días después cuando el proyecto de Ley del presupuesto
se trató en diputados, no convocaron ni a la mitad de gente que se acercó a
Luján.
Para fines de noviembre, la CGT
había convocado a un paro que decidió levantar a cambio del insuficiente bono que
no alcanza a todos los sectores trabajadores. En la misma sintonía, el
Frente Sindical por el Modelo Nacional que lideran Moyano, Palazzo, Yasky, y
Michelli entre otros, tampoco llamaron a alguna acción. Por su parte, los sindicatos docentes parecen
no haberse enterado que la educación es una de las áreas más afectadas por este
presupuesto. SUTEBA y el FUDB recién retoman "el plan de lucha” el 20 y 21 de
noviembre, y CONADU hará paro el viernes 16; todas acciones convocadas
de manera posterior a la votación del presupuesto Congreso (en sus inmediaciones, sólo se hicieron presentes
pequeñas columnas de manifestantes para cumplir).
Únicamente los sectores del
sindicalismo combativo y los centros de estudiantes antiburocráticos hemos estado
presentes ayer como lo requería la situación. Quedó demostrado que al ajuste no
se lo puede frenar a través de las mismas instituciones que lo aplican, como
por ejemplo el Congreso. La
autoorganización en los lugares de trabajo y de estudio para salir a las calles
con un plan de lucha real es la única forma de derrotar el plan económico del
gobierno y el FMI. El próximo paso es arrancarles desde abajo un paro
activo por 36 horas a las centrales sindicales. A pesar de todo el descontento
social producto de los despidos, la caída de los salarios, tarifazos, etc.,
podemos decir que gracias al peronismo y a los sindicatos lo único que hay es
2019, con presupuesto incluido. Revestido de un discurso acerca del “respeto a
las instituciones”, varios referentes del peronismo y del kirchnerismo dejaron
en claro que permitirán que Macri siga avanzando con el ajuste hasta que
termine su mandato.
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